La simbología ha sido extraída del Evangelio y está representada por las llaves entregadas por Cristo al Apóstol Pedro. Los emblemas son rojos, con las dos llaves en forma de cruz de San Andrés, una de oro y la otra de plata, con los paletones en lo alto, dirigidos hacia los lados del escudo. De las empuñaduras penden dos cordones con cintas generalmente rojas, o también azules. Encima del escudo está situada la tiara. De la tiara penden dos cintas adornadas cada una por una cruz patada.
Las llaves generalmente tienen los paletones puestos en lo alto, dirigidos hacia la derecha y hacia la izquierda, y habitualmente perforados con forma de cruz, no debido a la mecánica propia de la cerradura, sino como símbolo religioso. Las empuñaduras varían según el gusto artístico, van desde el gótico hasta el barroco.
Desde el siglo XIV las dos llaves, decusatas, son la insignia oficial de la Santa Sede. La de oro, a la derecha, alude al poder sobre el reino de los cielos; la de plata, a la izquierda, indica la autoridad espiritual del papado en la tierra. Los paletones están dirigidos arriba, es decir, hacia el cielo, mientras las empuñaduras están dirigidas hacia abajo, es decir, en las manos del Vicario de Cristo. El cordón con las cintas que une las empuñaduras indica el vínculo de los dos poderes.
El escudo de armas del Estado Vaticano, aparece regulado en la Ley fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano, de 26 de noviembre de 2000. Durante al menos 800 años, los portadores del anillo de Pedro han usado un escudo de armas distintivo. El primero pudo ser Inocencio III, cuyo papado se extendió entre 1198 y 1216. En la Edad Media, los escudos de armas eran habituales entre la nobleza, a la que solía pertenecer el máximo representante de la Iglesia Católica.
La heráldica eclesial sigue las reglas de la civil, pero introduce símbolos que tienen un significado religioso, junto a otros que hacen referencia al origen o a la familia del pontífice, a sus cargos anteriores en la Iglesia, a su experiencia religiosa o a su programa para el papado. Así, los escudos de los papas Medici (León X, Clemente VII y León XI) reproducían sin más la heráldica de esta poderosa familia toscana. De la misma manera, los blasones de los papas Juan Pablo I, Juan XXIII y Pio X compartían la figura del león de San Marcos en su parte alta, referencia al Patriarcado de Venecia que todos ellos ocuparon.
Desde Inocencio III, cada papapa de la iglesia católica ha tenido su propio escudo, que le ha servido como insignia de su papado. Todos los escudos papales habían contenido la tiara entre sus atributos, al igual que las dos llaves del escudo de la Santa Sede (que se colocan de manera inversa a cómo lo hacen en el escudo de la Ciudad del Vaticano, hasta Benedicto XVI, que alteró esta costumbre heráldica sustituyendo la tiara por la mitra y el palio.
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